Esta acción le recordó a Bolsonaro lo elemental que había sido el uso del fútbol en la dictadura brasileña de la cual él había participado hace años. Los esfuerzos de despolitización del uniforme también se complican por el hecho de que la superestrella Neymar es un partidario abierto de Bolsonaro y prometió dedicar su primer gol al presidente saliente. ¿O cristalizará la forma en que la era de la política tóxica -los ataques personales exagerados, la violencia entre votantes, chaqueta real madrid las acusaciones infundadas de unas elecciones robadas- puede dejar heridas duraderas en una nación?