Magnolia Bakery abrió sus puertas en 1996 en el West Village neoyorkino y acto seguido inauguró una segunda tienda en el Upper West Side. Estos irresistibles postres siguen siendo una de las señas de identidad de Magnolia Bakery . El propio Macri salió al cruce del fenómeno diciendo: «si él se hubiese quedado más tiempo acá, posiblemente también hubiese perdido. Un éxito planetario que sin embargo no es nada comparado con su logro más asombroso: volvernos a todos locos y durante mucho tiempo por los cupcakes .